jueves, 17 de mayo de 2012

Estorbemos a nuestros hijos


Estorbemos a nuestros hijos

Alguien dijo que el Respeto es la actitud y la acción del ser humano, de no dañarse a sí mismo, a sus semejantes ni a su entorno. Sin embargo hoy en día el respeto parece ser algo ya desaparecido, no hay respeto a la vida ni a los derechos de las personas ni a las personas mismas mucho menos a la naturaleza o a nuestro entorno. Claro está que la causa principal para el irrespeto es el pecado imputado que todo hombre tiene en sí, pero esto no quiere decir que no hayan algunas soluciones para que este valor del respeto se vuelva una realidad en nuestra sociedad. Ahora, ¿Cuál es la clave para resucitar este valor? Todo radica en la familia. Se ha dicho hasta el cansancio que la familia es el núcleo de la sociedad, cierto, pero ¿se ha creído con el corazón esta afirmación? Pues a decir verdad los resultados demuestran lo contrario.

La Biblia nos cuenta de una familia que debía modelar el respeto a todo un pueblo para que este pueblo fuera agradable al corazón de Dios. Sin embargo en vez de bueno, fue un mal modelo. Me refiero A Elí y a sus hijos (1 Sam.2-4). Elí era el sacerdote de Israel, de una orden sacerdotal elegida por Dios y Ofni y Finees sus hijos, por tanto herederos al sacerdocio por linaje. La Biblia nos narra que estos hijos de Elí eran completamente malvados, glotones, haraganes y mujeriegos y cometían gravísimos pecados aun en la casa de Dios. Eran unos irrespetuosos de marca. Irrespetaban en primer lugar a Dios, luego a su padre, después al Templo (lugar donde Dios moraba) y por último a su propio pueblo. Estos dos hijos de Elí se robaban las ofrendas, se comían lo que debía ser sacrificado a Jehová tomándolo por la fuerza de quienes sacrificaban, y mantenían relaciones sexuales con algunas mujeres en las puertas del templo. Lo peor de todo esto era que su padre les toleraba todo este mal (1 Sam. 3:13)  <Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado>. Finalmente Dios los castigó y los tres murieron en un solo día de una manera trágica. Pensemos por un momento en el irrespeto por parte de nuestros hijos. Yo creo que el error continúa siendo el mismo. No estamos estorbando a nuestros hijos por lo cual ellos hacen lo que quieren y el resultado es una sociedad destinada al fracaso. Mi propuesta es: Estorbemos a nuestros hijos, no les permitamos que hagan lo que quieren si no es correcto. Enseñémosles la palabra de Dios (Deut 6:7  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes). Guiémosles (Pro 22:6  Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él). Corrijámosles (Pro 13:24  El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige). (Pro 19:18  Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo). (Pro 22:15  La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él). (Pro 23:13  No rehúses corregir al muchacho;  Porque si lo castigas con vara, no morirá). Y por ultimo pero no menos importante; Seamos buenos modelos para nuestros hijos. Los hijos terminan por regla general imitando a sus padres, por eso nuestra responsabilidad es ser buenos padres modelando con nuestro ejemplo el respeto a los demás. La Biblia nos narra que Josafat fue un buen rey en Israel debido a que imitó el buen ejemplo de su padre (2Cron 17:3  Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no buscó a los baales). Recuerda que como padre puedes ser muy bueno en lo que haces fuera del hogar pero eso no te garantiza que seas un buen padre. Ser buen padre a veces requiere ser malo ante la opinión de los hijos, pero si tu meta es formarles correctamente es mejor ser “malo” por un momento que “bueno” toda la vida. David cometió ese error con su hijo Adonías el cual murió por la falta de disciplina de su padre. (1Rey 1:6.a.  Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así)? Qué tal tú: ¿Estás estorbando a tus hijos o prefieres ser un “buen padre”? recuerda que de lo que siembres en el presente, cosecharas en el futuro.

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